miércoles, 28 de enero de 2009

ALGUIEN TIENE LA RAZON.

Estuve en una reunión de trasnoche con un grupo de amigas y
amigos, muy simpática. Aparte de "arreglar el mundo" nos centramos
en un tema que causó mucho interés. Yo conté que desde hacía unos
dos años había llegado a la conclusión de que uno amaba con la cabeza
y no con el corazón. Agregué que, con mucha sorpresa, había
encontrado en internet, hace como dos meses, un artículo de un
psicólogo que sostenía lo mismo. Claro que con toda una explicación
científica y bastante más completa que mi idea.
Como es de imaginar se produjo un revuelo. Fuí bastante vapuleada.
Sin embargo algunos estuvieron de acuerdo.
No puedo repetir toda la argumentación del psicólogo, pero en
síntesis muy apretada, sostenía que los enamoramientos no duraban
más de cuatro años, porque en el cerebro se producía una especie de
toxina que destruía el amor.
Lo dicho no se contrapone con el hecho de que mi corazón se ha
estremecido frente al ser amado; ante una puesta de sol; ante una
noche de luna; al leer algún poema, y que sé yo.

viernes, 24 de octubre de 2008

No volveré a mirar la luz de tu ventana
ni a golpear la puerta de tu casa.
Todo será un recuerdo en el mañana
sintiendo el silencio de lo que no existe.

El pasto del prado ya ha crecido
convirtiéndose en un lecho amigo.
Ya no hay nubes
Ni tampoco luces.
Solo estrellas en la callada noche

Ya no están las tupidas madreselvas.
Ya no hay luna.

Hay vacío en las horas de la tarde.
¡Que nostalgia!!!

lunes, 13 de octubre de 2008

¿Qué fue de las mariposas? Se fueron.

Está todo obscuro y hace mucho frío.

Las flores lloran por unas gotas de rocío.

Los árboles se doblan con el viento del oeste.

El agua que salpica de la fuente

moja y hace suave el aire que respiro.

Y el dulce grillo que en las noches canta

hace sentir el gozo de un vivir sereno.

jueves, 22 de mayo de 2008

HOJAS

Con el viento de estos días se elevaron
las hojas y, como personas curiosas,
trataron de mirar el cielo por encima
de las nubes. Luego vino la calma y
se vinieron al suelo.
Pobrecitas las hojas Fallaron en su
intento.

domingo, 11 de mayo de 2008

Se alumbra el horizonte y veo el destello
de la vida. Todo me recuerda un desvarío.
Las hojas amarillas del otoño. Tus manos
que quedaron talladas en las mías. El débil
sol saliendo en la montaña. Los versos del
poeta muerto. El agua que riega los jardines.
La noche que esconde la existencia.
Cruzan las aves por el cielo y danzan las
nubes de colores en la altura. Y escucho
una sonata que alboroza mi alma.
Hay caminos para llegar al cielo. El cabello
largo de una nena rubia y el color obscuro
de una niña negra.
Es hermoso el sereno manto de agua en la
laguna y están bellas las flores de mi huerto.
En alta mar un velero navega llevando consigo
mis penas y alegrías. Y me siento en la playa
con todos mis amigos para ver al sol que
se esconde cansado de alumbrar el día.
De pronto se me viene tanto la luna que
despierto y dejo de vivir mi sueño...

jueves, 17 de abril de 2008

El Sábado pasado tuvimos una reunión con
las compañeras del colegio. Liceo número 1
de niñas "Javiera Carrera". Hacia como un año
que no nos juntábamos. Volvimos a recordar
los agradables tiempos que pasamos cuando
estudiábamos. Se hizo en Chicureo donde
una de ellas tiene una tremenda casa en una
parcela muy bien cuidada. Pero hay de todo,
algunas casi pobres y otras "medio pelo". Sin
embargo estas diferencias no se sienten en el
ambiente. Impera la madurez.
Era un curso de buenas alumnas en general,
pero muy desordenadas. No de mala conducta.
Nos reímos mucho acordándonos de la vez que
pusimos un despertador, calculando que sonara
justo, cuando alguién estuviera leyendo Ivanhoe,
en la parte que dice " ...the signal was given". Y así
fue. Nos castigaron, dejándonos una hora después
de clases en el colegio.
Estuvimos de acuerdo en que la vida se encarga
de cobrar estas cosas. Ocurre cuando del colegio
de los hijos llaman a los apoderados por desór-
denes de los niños.
Por otro lado, nos dió mucha tristeza la ausencia
de una compañera que falleció en Marzo de este
año. Contaron que el marido había partido en
Noviembre del año pasado y que ella ya no quería
vivir más. Increíble que en pleno siglo XXI alguién
muera de amor. Una de nosotras dijo que era de
pena. Creo que para el caso es lo mismo.
Mariela, llevó fotos de la época del colegio. Ufff !
De repente era terrible. Los cambios...
Bueno, fue una agradable velada. En la tarde de
nuestras vidas volvimos a reír como en plena
adolescencia.

sábado, 5 de abril de 2008

Llegó de noche al pueblo donde años atrás se habían
encontrado. Era tarde y hacía frío. Decidió entonces
ir en su búsqueda al día siguiente. ¿Cómo estará?...
Se desprendió de sus aperos, se tendió en la cama
y, como acariciando un pequeño tesoro, abrió
el cuaderno donde estaban los poemas que en las
tardes leían mirando las puestas de sol.
A ratos detenía la lectura y recordaba sus paseos por
inexpugnables bosques donde las ramas, como guardias
celosos de los secretos de la selva, dificultaban el acceso.
Arboles frondosos cuidaban de las sombras, pero intrépidos
rayos de sol les iluminaban el camino. Y las lianas.
Columpiarse como niños y volar como pájarillos que se
han arrancado del nido. De pronto, las espactaculares
rompientes bañadas por las olas cuyo rocío les llegaba
hasta su rostro dibujando en sus ojos lágrimas de
fascinación.
Y otra vez leía. "El vaso roto"; "Farewell"; "Reír
llorando" y más...
Era tarde, el ardiente calor de las brazas la envolvió
en dulce sopor y se quedó dormida.
Cuando despertó ya había aclarado, afuera había
niebla; de esa gris que, a veces, hiela el alma.
Se vistió, fue hasta la cocina y le pidió a la tierna
vieja, dueña de la posada, un café humeante y
tostadas con mantequilla.
¿Qué hace por estos lados? Preguntó la vieja.
Vengo a buscar un recuerdo. Sin entender, la
vieja le aconsejó que se abrigara, porque hacía
mucho frío y que quizás el sol alumbraría al
medio día.
Siguiendo el consejo, por el camino de tierra
solo sus ojos estaban descubiertos. Bototos,
gorro de lana, pantalones, chalecos, bufanda y
un poncho; casi le costaba caminar.
¿Cómo estará? Se preguntaba. Se veía poca gente.
La ansiedad la apresaba. Los recuerdos embriagaban
su mente. Así creyó verlo cuando un hombre venía
en sentido contrario. Se detuvo, como petrificada
lo miró fijo... él, extrañado, se dió cuenta de que
ella no era del lugar y le preguntó si buscaba algo.
Confundida, medio avergonzada, murmuró: es que
no me acuerdo dónde esta la copa de agua del pueblo.
Siguió su camino. Entró a la iglesia, fue a la plaza,
recorrió calles tantas veces transitadas en su compañía,
mirando negocitos de pueblo que mostraban curiosidades
de la zona. Llegó hasta los cerros que habían acariciado
en sus paseos.
En todo esto había pasado el día. Infructuoso. Se había
despejado, tal como fue el pronóstico de la dulce vieja.
Ahora estaba cansada, tenía hambre y sed. Entró a un
negocio, uno de esos donde venden de todo. Compró
algo para comer y un jugo para la sed. Resolvió ir a la
playa a refescarse. Allí se sentó en la arena, se sacó los
bototos, se dobló los pantalones, esperando que las olas
jugaran con sus pies.
En eso estaba cuando vió venir a un muchachito de
rizado, largo y desordenado cabello con el que habían
entonado canciones mientras él tocaba su guitarra.
Con la guitarra muda y en silerncio se sentó a su
lado. Por largo rato la miró fijamente y así le contó
todo.